
Los celos normales son justificados porque nos invade un malestar al sentir que nuestra pareja expresa una atracción exagerada por otra persona que no somos nosotros. Los celos son un temor real de perder a la pareja, son nuestra respuesta al percibir un peligro en nuestra relación. Nuestra vida en pareja nos brinda innumerables satisfacciones y es natural sentir que nos domina la rabia ante la idea de perder esa valiosa relación. Pero si la amenaza es sólo imaginaria y se inventa a ese tercer factor, si la furia y la intensidad de los celos sobrepasa lo normal, esos ataques de rabia y dolor desgastan la relación, la transforman en un infierno y crean una sombra en el amor. El problema está en que la persona celosa siente la total pertenencia de su pareja y la ve como una posesión, cree que su cuerpo y sus sentimientos le pertenecen. Cuando una persona siente celos, es porque ve a su pareja como algo que le pertenece. Los celos surgen porque dejamos de ver a nuestra pareja como un sujeto y lo empezamos a ver como un objeto de nuestra propiedad.
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